Érase una vez una niña muy valiente, a la que nada le daba
miedo. Era buena en los estudios, obediente en casa (casi siempre) y muy
divertida, tanto que siempre estaba rodeada de gente! su nombre era
Blancanieves.
Como era tan buena estudiante, cuando terminó el colegio y
el instituto hizo la carrera de Administración y Dirección de Empresas y, al
acabar, se dispuso a buscar trabajo para poder irse a vivir sola.
Blancanieves hizo muchas entrevistas de trabajo pero ¡ningún
gran empresario quería contratarla por ser mujer!, decían que una mujer no
podía tener un puesto de responsabilidad, que no eran buenas en la creación de
equipos de trabajo, que carecían de sentido del liderazgo y que siempre existía
el riesgo de que se quedasen embarazadas.
Blancanieves estaba triste pero decidió que la opinión de un
grupo de energúmenos no iba a cambiar sus planes y se dispuso a emprender su
propio negocio. Para ello, se reunió con 7 de sus amigas y amigos y ¡fundaron
una empresa de construcción! BLANCANITOS S.L..
Blancanieves y sus colegas tenían muchas ganas de crear
edificios sostenibles, hicieron estudios del suelo, de las energías renovables
que podían utilizar en esos edificios… y con mucho trabajo llevaron a cabo su
proyecto. La gente comenzó a ver los grandes beneficios de vivir en un edificio
que no necesitase de las energías contaminantes y ¡vendieron muchos pisos! Los
empresarios que no quisieron contratar tiempo atrás a Blancanieves vieron como
sus pisos no se vendían, como sus construcciones quedaban abandonadas porque no
había compradores interesados y tuvieron que frenar sus construcciones…
entonces, decidieron conocer a esa empresa que tanto negocio les había quitado.
La sorpresa de los malvados empresarios al ver que
Blancanieves había puesto en marcha una empresa tan grande y que había tenido
tanto éxito fue enorme y tuvieron que pedir a la protagonista de nuestro cuento
perdón por haber sido tan tontos de no haber querido contar con ella por el
mero hecho de ser mujer.
Blancanieves les perdonó pero eso no hizo que los malvados y
ricos empresarios (ahora mucho más pobres y menos malvados) tuviesen que vender
gran parte de sus acciones a BLANCANITOS S.L. por lo que, a partir de ese
momento, todos los edificios que se construyeron fueron sostenibles y con ello,
el mundo, mucho más feliz.
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