sábado, 28 de noviembre de 2015

Un paseo por los permisos de aplicaciones y sitios

La verdad es que resulta verdaderamente increíble saber ( y lo que es más, poder comprobar) la cantidad de información personal de nuestros smartphones (casi toda)  a la que las aplicaciones acceden a diario sin que parezca importarnos lo más mínimo.
Seguro que no dejaríamos  que un desconocido leyera nuestros mensajes o mirase los contactos que tenemos en nuestra agenda y, sin embargo, damos nuestro permiso a que las apps lo hagan. Usando la fórmula de «Esta aplicación puede acceder a» se aseguran el permiso de los clientes de Android cada vez que descargamos una aplicación desde Google Play. Conste que la única forma de descargar una «app» es aceptando estos permisos, sean cuales sean, y la mayoría lo hacemos sin pararnos a leer.
Este sistema, aceptado por todos como el único posible, cada vez está siendo más cuestionado por particulares y grupos que ven en él un abuso. Un estudio de la Universidad de Georgetown ha concluido que las descargas actuales no protegen al usuario; solo a los desarrolladores. Tras analizar los permisos de uso de las 1.300 aplicaciones más importantes del «mercado» de Google, los investigadores valoraron que las «apps» «no informan de manera adecuada sobre el uso que harán con la información que almacenan».
Claro que no todas son iguales, existiendo permisos tan variados como el acceso a tu localización exacta, a que puedan enviar mensajes y realizar llamadas sin la mediación del usuario o incluso cambiar las contraseñas.
Un ejemplo clásico de cómo las aplicaciones de Android exigen autorizaciones muchas veces incomprensibles es la «Linterna». Esta «app» necesita, si alguien la quiere instalar, acceder al «Historial de aplicaciones y dispositivo» (ver información sobre la actividad, las aplicaciones que se están ejecutando, el historial de navegación y los marcadores) a las «Fotos/archivos multimedia/archivos», a la «Cámara/micrófono», a la «Información sobre la conexión Wi-Fi» (ver si está habilitada la conexión Wi-Fi y los nombres de los dispositivos conectados)» y al «ID de dispositivo y datos de llamada». Y todo para un aplicación sencilla como es la linterna.
En el estudio categorizaron las aplicaciones según qué tipo de datos pueden recopilar: aquellas que acceden a información que no sea personal, las que acceden a información del usuario pero no son datos que le hagan identificable y aquellas que pueden ver la información privada que identifica al propietario (la gran mayoría). La conclusión para el Pew Research Center, que ha analizado los datos de la Universidad de Georgetown, es clara: las aplicaciones recopilan demasiada información de los usuarios a partir de una variedad de permisos demasiado amplia.
En Europa y Estados Unidos ya se han puesto manos a la obra para proteger la intimidad de los usuarios, si es que se pudiera ver comprometida. En España, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) está «examinando las condiciones de privacidad que existen en torno a las aplicaciones móviles más populares». Se trata de un estudio cuyas conclusiones se conocerán en Otoño y en el que están trabajando conjuntamente con autoridades italianas, inglesas, francesas y alemanas.
Pero aquellos que no quieran esperar pueden utilizar sus propios recursos para proteger su privacidad. Hay aplicaciones que permiten cercenar los permisos de uso de otras aplicaciones. Un ejemplo es  App Ops, que puede controlar de forma individualizada los permisos que usan las aplicaciones instaladas en Android.
De lo que no cabe ninguna duda es que la protección de la información personal  se ha convertido en una preocupación de los usuarios, cada vez más concienciados de los perjuicios a los que se verían expuestos si alguien malintencionado accediera a sus datos

No hay comentarios:

Publicar un comentario